A los ojos de Dios lo que cuenta es que, a fin de cuentas, todos los invitados a trabajar, se pusieron manos a la obra. Benditos aquellos que lo hicieron desde el amanecer porque estuvieron prontos a construir el reino desde temprano y porque, gracias a su esfuerzo, la obra comenzó.
El Viernes Santo, viernes de la Cruz, conmemoramos el hecho histórico de la crucifixión de Jesucristo y, además, conectamos con el profundo sentido espiritual de ese día, pues fue cuando de facto se produjo nuestra redención.