Parece que Jesús le tomó gusto a eso de meterse en problemas. Nacer en un pesebre, ser perseguido, huir, el exilio… Después de recordar las peripecias y peligros que tuvo que superar desde su más tierna infancia, a cualquiera le darían ganas de renunciar a la misión.
Cada vez que mi amiga Esperanza quiere hablar conmigo por WhatsApp, me escribe: “Si estás ahí, manifiéstate”. Aprendimos la frase viendo películas de terror cuando éramos adolescentes. Si pienso en esa frase es porque la palabra epifanía significa, en griego, manifestación, aparición.
Ella es el rostro humano materno de Dios. Por eso María se convierte en madre de todos nosotros también.